sábado, 12 de agosto de 2006

Entender y reconocer el caos: pasaporte a la locura

¿Quién puede decir, con absoluta certeza, para qué estamos donde estamos? ¿Hasta qué punto se puede estar seguro de algo? En última instancia, y llevando todo al extremo, o nada es cierto, o todo lo es.
Cogito ergo sum dijo Descartes hace mucho. Pienso, luego existo. La única certeza que tenía el chabón era que era. Lo demás, quedaba en tela de juicio. Entones, somos. Vos sos vos y yo soy yo. ¿Y lo demás? Yo estoy seguro de que, con mis manos, estoy posteando algo, sentado en una silla frente a una computadora, en la ciudad de Paraná, provincia de Entre Ríos, República Argentina. ¡Es innegable! ¿Cómo puedo dudar de eso? O sea, veo mis manos la silla la computadora, y que estoy posteando en la ciudad de Paraná etc. etc... ¿Cómo ataco estos argumentos?
Primero, en que todo lo afirmado no es lo que pasa sino un decir de lo que pasa. Segundo, en que no hay nada que me diga, en una relación directa y no- arbitraria, que las palabras que uso se correspondan con las cosas que nombro: digo manos y podría decir pies para designar a los órganos que todos los hispanoparlantes conocen como manos. El impedimento radica en la construcción social que hacemos las comunidades para designar y hacer corresponder (de nuevo, sin ningún motivo directo) las palabras y sus designados. Pero yo, en un acto de desacato y apartamiento de lo ya establecido, podría decir que, con mis codos, estoy vomitando algo, parado atrás de un lagarto gigante, en la ciudad de Manila, Estado de Luisiana, República Democrática del Congo. Y mi intención sería describir lo mismo que describí antes.
¡LOCO! Entonces, lo primero que hay que admitir es que no vivimos fuera del lenguaje, sino dentro de él. Tons, la primera refutación a lo cierto es lo arbitrario del lenguaje. A propósito, los surrealistas saben mucho de esto. Con su escritura automática y su poesía basada en la búsqueda de lo inconciente, crearon un estilo aparentemente sin- sentido que tiene un poder desectructurador brutal. Pero esto es sólo el principio.

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