jueves, 19 de abril de 2007

Bipolaridad

Oh! Sutil y extraña montaña rusa.

¡Escafandras inventonas!
¡Ascensores de circo!
¡Gaviotas que cocinan croquetas graciosamente!

Depresiones insoslayables
Sudores, temores, infiernos personales
Estrepitosas crisálidas llueven en mí.

¡Dulces! Caramelos y hachas sin filo
¡Imposible sentir dolor! La vida fluye entre las montañas
del malhumor estatal

Cae... pesa... duele en los párpados y las encías.
Nada vale la pena.
Muerte y destrucción se suman a la rutina diaria.

A pocos centímetros de la bipolaridad absoluta
quisiera mezclar mis emociones con un cucharón de plata gigante
y, al mejor estilo marxista
sintetizar y fundir hasta que se con- fundan
los colibríes y las parcas
los espíritus del viento con las polillas del Hades
las rigideces faciales con las espontáneas carcajadas

Todo. Uno. Todo en Uno.

Uno. Uno que deviene Dos...

lunes, 16 de abril de 2007

Mixturas en conflicto

Tengo esa sensación
entre las costillas
de que nada funciona-

Extraño sentir a los hilarantes tentáculos del porvenir
entre mis arterias

Siento
Pienso

que perdí el rumbo de todo
todito
todo-

Ansío ser
y dejar de serlo

Anhelo estar
y desaparecer por un tiempo.

¿Cuándo todo se volvió tan gris? ¿En qué momento se me soltaron las riendas absolutas de mí mismo?

Como con todo, como con el futuro: no tengo idea.

viernes, 6 de abril de 2007

Valga la aclaratoria

Si la Realidad fuera un llanto, viviríamos sumidos en la Lágrima Eterna, quedándonos sin posibilidades de reír en lo más mínimo.
Reír sería un imposible, una utopía.

Pero si la Realidad fuera una Carcajada, como aseguran mis neuronas danzantes, la posibilidad de reír se nos presentaría a cada instante, detrás de cada tragedia y cada piedra.

Esto no significa que no podamos llorar; si nos posicionáramos en un punto de inflexión con respecto a la Carcajada Real, descubriríamos impávidos que la Realidad se ríe de nosotros. Y ese sería buen motivo para llorar.

Todo depende de dónde se posicione uno.

miércoles, 4 de abril de 2007

Haikus de este momento


Desmaquillando

nimiedades de terror

me entristezco


Todo es negro
ventolinas danzantes

interrumpiendo


Trama áspera

la de vivir y vivir

lamentándome...

domingo, 1 de abril de 2007

Santafesinidad

De vez en cuando pasa.
Las cosas se salen de control.

Se desbordan las calles, las pequeñas cotidianeidades caen como la arena
y el agua se lo lleva todo.

Los santafesinos sabemos de esto.
Nos aterra la histórica maldición
de los ríos que nos acunan, pero que de vez en vez se revuelven contra nosotros, hijos e hijas indómitos de atardecer.

Desde que estábamos en Cayastá que nos viene pasando. Nos mudamos, y nada cambió.

Esta vez no fue el río. Fue el cielo. Fue el Niño. Fue la lluvia. Llovió como nunca había llovido en más de 100 años.


Las calles devinieron ríos, se borraron las veredas de la existencia, y salieron a flote horrores colectivos y desesperaciones compartidas socialmente: la página más triste de nuestra Historia nos envió un memo macabro.

Botes, canoas, piraguas. Pies mojados, descalzos. Falta de luz, de comida, frío. Cielo y humor gris, nubes cargadas de insultos, pobres intervenciones estatales, desbordes de arroyos pero también de solidaridad...

Ropa, colchones, alimentos no perecederos. Estomacales y bizarras imágenes.




No tengo ganas de sonreír. Nadie la tiene. Hoy por hoy, es difícil. Todo es demasiado inseguro. Pero hay algo que, si a los porcentajes y números hemos de creerles, es 100% seguro.

Fotos robadas al Diario El Litoral y a mi hermana.