martes, 31 de octubre de 2006

Ría y sea feliz! (O ría en el intento...)

Tengo sueño. Quisiera fundirme en la arena de las monjas descalzas, beber sorbo a sorbo la lluvia tropical de los abandonos, o por qué no saborear una mujer en medio de la selva.
(Siesta, sopor de la tarde que me ilumina con su oscuridad difusa y sfumata)
Mataría por ser rojo, morado o cierto azul europeo, para mimetizarme mitológicamente con las flores de la risa. ¡Risa! ¡Cómo la disfruto entre mis dientes y mis tripas!
Nacen payasos por doquier, y comienza la Gran Pirueta, la sonoridad de las almas.
Los árboles se desternillan de risa en las plazas israelitas, mientras yo, contagiado de semejante arrebato risístico, comienzo a rodar por las veredas soleadas al extremo, y me quemo bajo el sol abrazador e impenetrable. ¡Es difícil no fundirse con las risas! Hasta los gurises carcajean con sus ingenuidades de dulzura y amor fraternal.

Pero súbitamente, las risas se apaciguan tras un manto de responsabilidad y trabajo alienado. Entonces, los payasos se retiran y mueren entre el smog, los árboles se estresan por tener que renovar ese aire enviciado, y los niños se sientan frente a la imagen irreal que se mueve de vez en cuando.

domingo, 15 de octubre de 2006

Pequeñas palabras del aire a la tierra

Entre la desesperación del mundo profano
Y la tristeza de los árboles que no florecen


Nada más maravilloso

que descubrir versos

en tu piel desnuda

miércoles, 11 de octubre de 2006

Ella (bella)

Ella.
Bella.
Ella bella.
Ella se despereza.
Cierra los ojos y sueña.
Su rostro imprime serenidades, sus ojos son las
ventanas que permiten entrever la duda caucásica de miles y miles de profetas.

Cuando se mueve por los bordes del vacío, su cuerpo susurra olvidados caminos, toboganes espiralados y temibles tornados, huracán gris, desgastado...

Sinuosa y sensual, abre los ojos y por un instante se hace luna.
Me abraza con sus látigos y vitales enredaderas.
Me habla de lejanos ayeres.
Duermo en ella.
Con ella.
Ella.
Bella.

lunes, 9 de octubre de 2006

Rituales de familia (o la metafísica de las sobremesas)

El espectáculo tribal es maravilloso porque, esencialmente, el espíritu ríe y es. La danza quiebra tendencias estereotipadas, y sólo entonces las conciencias tienen un momento de clímax y se funden en el Origen.
-¡Alabado sea el viento!- proclaman los cuerpos vibrantes. -¡Viva la lluvia, viva el trueno!- continúan sus pares.
Se sincronizan los cabellos y las miradas, mientras las tinieblas mueren en el olvido y pasan a no- ser. Suenan los instrumentos, se apagan los manteles y se sacuden las cuerdas vocales al ritmo de una sola vibración.

¿Se licúa la angustia en el éter?

Risa es refugio.
¿Canto es color desplegado en el tiempo/espacio?
En el ritual que presencié, los orbs serpenteaban por los resquicios residuales, vibrando con las gargantas.

Ritual es mito. Sonido es vuelo, ¿cómo nadie lo ve? ¿Tan pesado se ha vuelto el cuerpo en estos días?

domingo, 1 de octubre de 2006

Nito-Tao (o cómo ir volviendo)

Una vez
quise abofetear a los malcriados del Norte
usando toda la fuerza bruta de la que dispongo
Pero descubrí las energías que fluyen a través nuestro
y decidí volver a mi nacimiento
caminar sin pies
hablar sin voz
y sin vos

Otra vez
intenté ahorcar a las injusticias políticas
con sogas de sangre batracia y altamente tóxica
Y en eso andaba, hasta que respiré con el vientre
y disipé las escarchas de mis sueños abismales
Durmiendo, soñaba océanos infinitos
ojos viajantes, estelas de bailes intangibles
vueltas a la nada
al infinito
al caos...

Y me pasaba también
que deseaba todo lo que escapaba a mis flacos dedos
(bosque de corales en la mar)
y se me frustraba el alma por no llegar nunca hacia ellos
Hoy
no quiero nada que no tenga
No me atrevo,
y así
lo tengo todo al alcance de mi nariz

Aprendí a no luchar
no forzar un camino
sino construirlo con la ayuda de los duendes y las hojas
porque ellos saben mejor que nadie
cómo fluir por el agua del mundo...