sábado, 18 de octubre de 2008

Interludio de pestaña

Tengo sed de divinidad.
Abro los brazos en sazón de consuelo...

Pero amanezco sosteniendo
sólo una pizca infinita.

miércoles, 8 de octubre de 2008

El proceso de desaprendizaje

El niño se revolcaba en su juego epiléptico. Gritaba y reía a la vez, enterneciendo su entorno inmediato con una espontaneidad que encontré deliciosa, teniendo en cuenta que formaba fila en la caja de un supermercado.
Los brazos se le sacudían con autonomía, desafiando al entorno adulto en el que se hallaba.

La madre, alarmada por el lúdico desenfreno, articuló un enunciado feroz:

—¡Dejá de hacer eso! ¿No ves como te mira el policía de la puerta? ¡Mirá que te lleva!

Suspiré, mientras contemplaba el exacto momento en que el niño interiorizaba esa estupidez de mandato cultural.
(En tanto el policía, que en realidad era un guardia, no hacía más que aburrirse parado).

Para completar el cuadro, el padre del niño aportó la frutilla del postre represivo:

—¡No lo asustés con los policías, que a los policías hay que tenerles confianza!

Todavía no sé cuál de los dos era más idiota.

miércoles, 1 de octubre de 2008