lunes, 11 de septiembre de 2006

Un sábado antes de rendir (jajaja)

La verónica mitad tiene muy poca maldad
pero está
cansada de esperar...
Andrés Calamaro


Viniste en un colectivo singular e inapreciable. Saludaste cordial, sumisa. Trajiste un puñado de recuerdos imborrables pero apetitosos, delirantemente refescantes en mi presente. Fuimos a mil lugares, reímos mil voces acalladas, mil y tres veces caminamos sobre nuestro propio asombro. Hablamos de lo que nunca hablamos: labios que no se cierran con susurros ni serpientes. Escamas del ayer, aniñadas experiencias que se mueren y reviven en ardiente sabiduría de a dos...
Nos abrazamos como amapolas, mientras el cielo se nos escapaba por detrás de un cetáceo atardecer. Entonces, cansados de tanto quehacer lingüístico, caímos en el más devoto y herético lecho de rosas y muerte, pintándonos según la doctrina impresionista, escurriéndonos en cada pedacito de canción con nuestros sudores titubeantes. Tuvimos una feroz contienda entre nuestras bocas suicidas: sospecho que la tuya ganó, como le ganan las ranas a la tranquilidad de las aceitunas. Adolescencia perdida y juventud incipiente: no te podés bañar dos veces en el mismo río. No podés pretender que este cuerpo carezca de cicatrices anteriores.
Los entes se asomaban azarosos por la ventana, mientras comentaban: nosotros les enseñamos a zurcir las medias de la autodestrucción, no a inventar caricias supranacionales y deudoras.
Sentirte tan dócil, tan dominante (capilarmente hablando), tan mía, palpar tu piel estremecida tras el paso de mis manos, saberte chaparrón, jauría descontrolada, tormenta fogosamente enfurecida, memorizar tu calor de mujer quisquillosamente, convertirte en tigresa oriental, tocarte, olerte, degustarte hasta la médula, besarte, destruirte, besarte de nuevo y explotar por los costados del colchón fue la más múltiple y estalladora experiencia vivida por mi epistemología sideral.

Te fuiste en un tren de lágrimas, maldiciendo las injusticias de la ruleta uterina, arrastrando los pies como una condenada a sed perpetua, pero sin rencores por haber caído en el abismo dual de las pupilas seductoras... Y es por eso que hoy te articulo estas mariposas texturadas, sólo para que sepas que lo vivido sólo es válido cuando las imágenes se parecen a un sueño telescópico, y que ni las más vasta experiencia podrá jamás cubrir ni un pedacito de todo lo que nos demostramos y construimos en aquél oscuro Averno de multitudes apasionadas...

1 comentario:

Anónimo dijo...

palabras como dibujos, palabras que rápidamente pintan el lienzo de esta tarde... tks por dar color y sacudirme el hastío.
saludos