Una vez
quise abofetear a los malcriados del Norte
usando toda la fuerza bruta de la que dispongo
Pero descubrí las energías que fluyen a través nuestro
y decidí volver a mi nacimiento
caminar sin pies
hablar sin voz
y sin vos
Otra vez
intenté ahorcar a las injusticias políticas
con sogas de sangre batracia y altamente tóxica
Y en eso andaba, hasta que respiré con el vientre
y disipé las escarchas de mis sueños abismales
Durmiendo, soñaba océanos infinitos
ojos viajantes, estelas de bailes intangibles
vueltas a la nada
al infinito
al caos...
Y me pasaba también
que deseaba todo lo que escapaba a mis flacos dedos
(bosque de corales en la mar)
y se me frustraba el alma por no llegar nunca hacia ellos
Hoy
no quiero nada que no tenga
No me atrevo,
y así
lo tengo todo al alcance de mi nariz
Aprendí a no luchar
no forzar un camino
sino construirlo con la ayuda de los duendes y las hojas
porque ellos saben mejor que nadie
cómo fluir por el agua del mundo...
1 comentario:
Nito: Gracias por tus palabras. Sí, la práctica de Vipassana me coloca en otro lugar, me permite capturar un registro diferente desde el cual contemplar (me) (pensando al mundo y a mi persona como un continuum).
Creo que vacío y lleno son indisociables, creo que el asunto pasa (parafraseando a Castaneda) por cambiar el "punto de encaje". Ya somos "Budas", ya somos "Vacío", pero somos totalidad y ésta implica a lo contrario.
Por eso la "No Mente" o el "Silencio" de la contemplación explican mejor, sin términos, estos asuntos.
Te mando un abrazo, gracias por tus buenos deseos: Ramiro
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