viernes, 12 de marzo de 2010

Vaivenes

Y el motor se detiene.

¿Entonces qué?

¿Susurrar a los relojes?

¿Adornar las musarañas?

¿Gorgojear volátiles tigresas?

¿Usar pretextos para retomar el ajetreo?

No.


No.


Todo tiene su ritmo.

Hoy, me bajo de los andenes militantes
para retomarlos después.

Hoy, juego a conservar las fugaces formas
mientras me disuelvo
meticulosamente
en este teclado.


Pero como siempre y cada tanto
estoy agazapado

esperando dar el próximo zarpazo...


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