miércoles, 13 de diciembre de 2006

Mirame

Mirame. Una vez más. Tal como me miraste hace instantes. Dale. Quiero ver esos ojos encendidos de ternura y asombro de nuevo. Acá estoy, desarmame.

(...)

¡Gracias!
¡Me constituiste como hermoso!
Dale, de nuevo.
¿Qué te cuesta? Nada. No perdés nada.
Nada.

Dejame susurrarte libélulas al oído.
Quiero llevarte al más obtuso rincón
para desplegarte las alas de sanguijuelas
y enseñarte mis horrores.

Gigantes apoalípticos se escabullen tras tus ojos negros.
Pero te quedás.
Y yo me voy.
Nunca.

1 comentario:

ser pensante dijo...

se lo dedicas a alguien a eso ja parece no ? byee