Movimiento autónomo: cuando me quedo quieto, todo se mueve.
En la obviedad de los pájaros verdes que cruzan el cielo de mi pax infinita
puedo encontrar cierta huella de Amor.

A través de los enredos de los cabellos del viento
(y si uno mira bien)
se halla la morada de las gotas de Luz
esas minúsculas y efímeras ánimas
que dan el soplo de vida a todo lo que se (con)mueve
Cuando las nubes flotan entre las comisuras de mis lunares
y cuando las hojas levitan en el vacío de los atardeceres
creo saberlo todo.
A veces, en algunas noches heladas y patinosas,
percibo los espíritus negados por la razón
y creo escuchar sus suspiros en medio del mar.
Difícil es no temer; difícil es no fascinarse
Y a veces, sólo a veces, mil gorriones de mil colores
revolotean entre mis sienes
para despertarme al verdadero Ser
Al fin y al cabo ¡todo es textura!
Superficies que se revuelven contra la nada
la temerosa nada
y se recrean y se inventan entre ellas y se re inventan más y más hasta llegar a la epítome de lo absurdo...
La nada es el Origen.
Por eso amo febrilmente
tanto a las mariposas como a los pozos
a las libélulas y al toro
sin intensidad (eso se reserva para ciertas ninfas)
pero sin prejuicios
¡ser y no ser se confunden!
Sólo la palabra arbitra
y orbita entre ellos...
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