jueves, 19 de abril de 2007

Bipolaridad

Oh! Sutil y extraña montaña rusa.

¡Escafandras inventonas!
¡Ascensores de circo!
¡Gaviotas que cocinan croquetas graciosamente!

Depresiones insoslayables
Sudores, temores, infiernos personales
Estrepitosas crisálidas llueven en mí.

¡Dulces! Caramelos y hachas sin filo
¡Imposible sentir dolor! La vida fluye entre las montañas
del malhumor estatal

Cae... pesa... duele en los párpados y las encías.
Nada vale la pena.
Muerte y destrucción se suman a la rutina diaria.

A pocos centímetros de la bipolaridad absoluta
quisiera mezclar mis emociones con un cucharón de plata gigante
y, al mejor estilo marxista
sintetizar y fundir hasta que se con- fundan
los colibríes y las parcas
los espíritus del viento con las polillas del Hades
las rigideces faciales con las espontáneas carcajadas

Todo. Uno. Todo en Uno.

Uno. Uno que deviene Dos...

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