domingo, 7 de septiembre de 2008

Espíritu chocarrero



Tengo un amigo que no es
ni la dulzura mansa de las noches enredadas
ni los revoltosos susurros que acechan las baldosas nocturnas.

Se aparece en noches de tormenta,
buscando refugio de los estrépitos del éter

Siempre solo, con nosotros y no tanto.
Se desplaza entre las incontinencias de las moléculas de humo
A veces se escapa de las adherencias del ladrillo
y lo vemos marchar hacia lo Imposible

Contamos con frijoles las ocasiones
en que nos tararea nanas interdimensionales
Como así también llevamos todo un Prontuario
de las veces en que se ha quedado
velando por nuestros dormires

Busca la risa como el alma la Eternidad

No sabe dónde está, pero abre los portones de los Mundos
y cierra las puertas con medio giro de llave.
Canta. Observa. Anda sin andar.
¿Vive?


1 comentario:

Unknown dijo...

Hermoso texto, y sí, todos tenemos un amigo así.
Yo personalmente tengo muchos amigos así, la mayoría... son fantasmas que de vez en cuando se hacen corpóreos y me abrazan... o me teclean en el msn ;)

besos.
sol.-