viernes, 1 de agosto de 2014

Pachamama






No es un capricho ni mucho menos.

Es comprender que todo está vivo,
que hay un poder que nos sustenta
y que, si ese poder recibe el calor del sol
y después nos da los frutos que brotan desde sus profundidades
indefectiblemente se trata de un ser femenino.

Es la Pacha, Pachamama, la madre tierra sobre la cual navegamos.
Mujer paridora,
lejos de ser una piadosa monja
o una virgen ancestral
la Pacha ama, ríe, llora, se enoja.

Es la diosa más parecida a la mujer real.

Y como tal nos pide que,
dejando atrás todas las fábulas patriarcales,
abramos nuestro corazón hacia su presencia, hacia el encuentro con la Totalidad...
Para equilibrarnos nosotros, nosotras,
todo, todo, todo lo que es...


[Tres traguitos de caña con ruda ¡y a mimar a la Madre!]





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