Siesta pesada

Por un momento
fui un laberinto fraterno.


Fallecí.


Desaparecióse el gris mental- mapa- crucigrama.
Abrimos camino hacialanada.
(sapometafísicomedievalquenoesquenojuegaynollamaniescucha.)

Vivivitrépidamente.
Fundió todo la muy perra,
lo gris y lo humo, la despereza, el abanico,
la pava y cualquier objeto construido.
No quedó nada que no fuera mar- agua- serpientes.
Mi no- yo se sumió a la boca del lobo que no es trepador ni juego de espejos.
No- yo no se asusta (él es oscuridad)

Luego del paseo astral,
desperté de nuevo a la Maya.
Es una gran ironía que acá
esté todo oscuro
y que sea prácticamente de noche.

Ahora, los elementos han tomado etiquetas socialmente implantadas
para no andar por ahí
acariciando los vientos
aniquilando espasmos
o asustando a viajantes conservadores.

La Presencia que lo parió

Me hizo saber
que no estoy solo.

Cocinando yo
(tan rutina- tan cena)
y me abrazó desde su quietud.

Me hizo saber
que no estoy solo.

Un momento antes
sentí ese zumbido
que acalla al aire
y acerca el abismo.

Me hizo saber
que no estoy solo.

Y ahora me pregunto,
(audazmente entre los cócteles)
si es que alguna vez estamos
lo que se dice
realmente solos.

Océanos hechos de agua que brilla como gelatina

¿Estallarán mis Océanos? ¿Abreviarán las culebras?

Y nuevo como en un viejo tren azul
parpadeo vívido y consciente,
alarma lúcida, despierta
juglares de lana entre las sienes.

¿Estallarán mis Océanos algún día?
Porque cuando eso ocurra
pobre de la brisa
¡ay! del soberano sopor
y ni hablar del sentido estático palabrero- que- se- opone- a- la- propuesta- rortiana.

No habrá más que un tridente mitológico
emergiendo de la superficie común- metafórica- zombi.
Cuando estallen mis Océanos...