sábado, 24 de enero de 2009

Deseo

Está por llover.
Las primeras gotas desesperadas se apresuran a barrer el polvo y el hastío
mientras las nubes retienen tántricamente sus formas alucinógenas.

Es como si toda la tierra
se preparara para recibir este don.

Ya llueve. En cualquier momento.

Es en la incompletud del Ser
en donde se manifiesta el anhelo por la Unidad.

Las plantas de mi patio arden de deseo
mientras el cielo se torna voluminoso y grisáceo.

Pero aún no llueve.

La malicia de las deidades
tensiona el ambiente.


Y no llueve.

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