Con sólo mirarlolas palabras se me tornan inútiles.
Ni siquiera la luz nos sienta igual.
Uno es el tío buscador de quimeras
loco desatado y melancólicamente inconcluso
efeméride de falta de compromisos y de nulas responsabilidades
avatar de sacrificios
y, sobre todas las cosas,
esperanzas.
Mientras el tío busca lo que nunca va a encontrar
el sobrino es el encuentro mismo
la quimera misma
la materialidad presente del Amor
el puntapié hacia la euforia de los proyectos
y el potencial de lo aún no realizado.
La fragilidad de la vida hace nudos sobre él,
que late y crece por minuto.
Mejor.
Ahora todo vale más la pena.